Las autoridades de Estados Unidos anunciaron este lunes nuevas restricciones a la delegación de Irán que participa en la 80ª Asamblea General de la ONU en Nueva York, limitando su movilidad y acceso a determinados bienes.
El Departamento de Estado redujo la libertad de movimiento de los diplomáticos iraníes a un perímetro definido que solo les permite desplazarse entre la sede de la ONU, sus residencias y los espacios oficiales necesarios para sus actividades. Entre los afectados figura el ministro de Exteriores, Abbas Araqchi, acompañado de otros altos cargos de la diplomacia iraní.
“La seguridad de los estadounidenses siempre es nuestra prioridad, y Estados Unidos no permitirá que el régimen iraní utilice la Asamblea General como excusa para promover su agenda terrorista”, declaró el portavoz adjunto del Departamento, Tommy Pigott. Washington insiste en que solo se autorizarán los movimientos “estrictamente necesarios” para cumplir con las obligaciones diplomáticas.
Además de la movilidad, la regulación limita el acceso a tiendas mayoristas y productos de lujo. Los delegados iraníes no podrán comprar en cadenas como Costco, Sam’s Club o BJ’s Wholesale Club sin autorización previa, ni adquirir artículos considerados de lujo —relojes, joyas, perfumes, pieles, tabaco, alcohol, bolsos o automóviles— sin la aprobación expresa del Departamento de Estado.
“No permitiremos que las élites clericales del régimen se descontrolen en Nueva York mientras el pueblo iraní sufre pobreza, infraestructuras deterioradas y escasez de agua y electricidad”, subraya el comunicado oficial.
Estas medidas se enmarcan en la política de “máxima presión” de Washington contra Teherán, que combina sanciones económicas y restricciones diplomáticas. Aunque el Acuerdo de Sede de la ONU obliga a EE.UU. a otorgar visado a representantes de todos los Estados miembros, el gobierno estadounidense mantiene un férreo control sobre sus desplazamientos y actividades fuera de la agenda oficial.
El Departamento de Estado reiteró que estas decisiones reflejan el respaldo explícito de Washington al pueblo iraní, asegurando que las restricciones buscan aislar al régimen y no a la sociedad civil. “Cuando Estados Unidos dice que apoya al pueblo iraní, lo dice en serio”, concluye la declaración.
Las limitaciones a la delegación iraní no son nuevas, pero su endurecimiento en esta Asamblea General refleja la persistencia de las tensiones bilaterales, marcadas por el desacuerdo en torno al programa nuclear, la seguridad en Oriente Medio y la situación de los derechos humanos en Irán.