Brice Turang, Christian Yelich y William Contreras conectaron jonrones en el séptimo inning, Jackson Churio pegó un doble y un triple, y los Cerveceros de Milwaukee vencieron 7-1 a los Rockies de Colorado la noche del martes.
Freddy Peralta (1-1) ponchó a seis en cinco sólidos innings por Milwaukee, que ha ganado seis de sus últimos siete compromisos tras iniciar la temporada con cuatro derrotas al hilo.
Los Cerveceros tomaron ventaja con un racimo de cuatro carreras en el tercer inning ante Kyle Freeland (0-2), que incluyó tres sencillos remolcadores consecutivos. Brenton Doyle respondió con un jonrón solitario en la parte baja del episodio por Colorado, que cayó a marca de 2-8, 1-3 en casa. Ese porcentaje de victorias de .200 iguala el peor arranque en 10 juegos en la historia de la franquicia, junto a los equipos de 2005 y 2024.
Turang sacó a Freeland del juego con un cuadrangular con un out, y después de que Churio fue retirado con un rodado, Yelich y Contreras se fueron para la calle de manera consecutiva para ampliar la ventaja a seis carreras.
La victoria de los Cerveceros arruinó el debut en las Grandes Ligas del jardinero de los Rockies, Zac Veen.
Veen fue ascendido desde Triple-A Albuquerque, alineó séptimo en el orden y abrió en el jardín derecho. Falló con un elevado y se ponchó en sus dos primeros turnos, pero luego consiguió su primer imparable con un toque para hit en el sexto inning. Terminó su jornada con un elevado en el noveno.
METS DOBLEGARON A LOS MARLINS
Unas horas antes de la victoria de los Mets por 10-5 sobre los Marlins el martes, el jardinero Tyrone Taylor salió del clubhouse vistiendo una camiseta y pantalones de béisbol arremangados hasta las rodillas. Observó el terreno, donde varios jugadores tomaban práctica de bateo vestidos con capas más gruesas. Uno de ellos, el venezolano Francisco Álvarez, llevaba un conjunto deportivo negro y un pasamontañas que le cubría todo menos los ojos.
“Caray”, exclamó Taylor. “Creo que estoy un poco mal vestido”.
No fue el juego más frío en la historia del Citi Field, ni el más ventoso. Pero la combinación de esos factores —43 grados Fahrenheit al momento del primer lanzamiento, con vientos provenientes del oeste a 19 mph y ráfagas aún más intensas— sólo se había presentado una vez desde la apertura del estadio en 2009. Según el Servicio Meteorológico Nacional, la sensación térmica en Queens estaba en los 30 grados al inicio del juego y fue descendiendo a lo largo de la tarde. Por eso, los Mets adelantaron el inicio del juego de su horario original de las 7:10 p.m. ET a las 4:10 p.m.
En teoría, eso debía facilitar las cosas… aunque no significa que fueran fáciles. El viento influyó durante toda la tarde, permitiendo que Xavier Edwards abriera el juego con un elevado que, según las estadísticas de batazos, tenía apenas un 2% de probabilidad de convertirse en hit. El dominicano Juan Soto probablemente no estuvo de acuerdo, ya que la bola se le escapó de alcance y cayó para sencillo.
Dos innings más tarde, los Mets empataron gracias a otro elevado de Pete Alonso que también cayó para un doble impulsor. Así fue el juego: de ida y vuelta, hasta que los Mets lo rompieron con siete carreras entre el quinto y el sexto episodio. Brandon Nimmo pegó un doble de dos carreras. Starling Marte agregó un sencillo de dos rayitas. Y después de que los Marlins le dieran pasaporte intencional a Soto para llenar las bases, Alonso se cobró la revancha con un doble de tres carreras que aseguró la sexta victoria consecutiva para Nueva York.
Luego, todos se apresuraron a volver al interior para entrar en calor.
“No tuvimos excusas”, dijo Alonso. “Sí, hace frío. Sí, está ventoso. ¿Y qué? Tenemos que salir, ponernos el uniforme y salir a ganar el juego”.
Ese día no hubo héroes enfrentando el frío en mangas cortas. La mayoría de los jugadores llevaban ropa térmica, algunos incluso con cubrebocas. Francisco Lindor se puso una sudadera con capucha debajo del uniforme, y en un momento incluso cubrió su gorra con la capucha. Mark Vientos pasó la tarde alcanzando constantemente una especie de calentador de manos estilo mariscal de campo adherido a la parte trasera de su camiseta. Durante un cambio de lanzador, Soto se dirigió a la zona cubierta del bullpen.
“Me caen bien esos muchachos”, comentó Soto entre risas. “Me gusta hablar con ellos”.
En el dugout, los jugadores de banca llevaban chaquetas voluminosas que cubrían el uniforme. Los aficionados en las gradas iban abrigados con parkas y mantas, luchando contra el viento para mantener sus capuchas en su sitio. En la cuarta entrada, el reportero de campo de SNY, Steve Gelbs, recorrió las gradas repartiendo chocolate caliente.
El clima, naturalmente, fue el tema más popular del día. En la comodidad del clubhouse con calefacción antes del juego, los jugadores vieron a los Yankees y Tigres jugar en las frías condiciones de Detroit, sabiendo que pronto les tocaría a ellos.
“Es más mental que otra cosa”, manifestó el relevista Ryne Stanek. “Las condiciones físicas son las que son… Creo que mucho de esto se trata de mentirse a uno mismo y decirse que no hace frío”.
Stanek creció en Kansas, donde su equipo de secundaria a menudo tenía que jugar en medio del frío, el viento e incluso la nieve. Un clima como este, dijo, tiende a energizarlo.
“Una vez que empiezas a moverte”, señaló Stanek, “ya no se siente tan mal”.
El abridor Clay Holmes, por otro lado, es originario de Alabama y rara vez jugó en frío antes de convertirse en profesional. Sin embargo, el clima no pareció afectarlo mucho el martes, ya que ponchó a más de diez bateadores por primera vez en su carrera.
Para el sexto inning, Holmes ya estaba fuera del juego y en camino a llevarse la victoria, viendo desde el clubhouse cómo Soto y Alonso hacían lo suyo.
“Este pudo haber sido un juego fácil para simplemente dejarse llevar, poner excusas, pero no lo hicimos”, culminó Alonso. “Creo que fue un partido con un gran mensaje para nosotros”.