El expresidente de Perú Alejandro Toledo exigió a la justicia del país andino que no permita su “muerte en prisión” durante una entrevista en exclusiva concedida a EFE horas antes de entregarse a las autoridades estadounidenses como paso previo a ser extraditado.
“Le pido a la justicia peruana que no me mate en la cárcel, déjenme luchar con argumentos”, añadió el que fuera jefe del Ejecutivo peruano entre 2001 y 2006 tras “romper el silencio” mediático que ha mantenido los últimos siete años.
Toledo, reclamado por la justicia de su país desde finales de 2017, está imputado por la presunta comisión de los delitos de lavado de activos, colusión y tráfico de influencias con relación a contratos concedidos a la empresa Odebrecht para la construcción de la Ruta Interoceánica entre Brasil y Perú.
Desde su apartamento en la localidad de Menlo Park (Bahía de San Francisco, EE.UU.), el otrora presidente zanjó cualquier duda acerca de su entrega, prevista para este viernes por la mañana en un tribunal de San José, estado de California: “Lo haré, soy respetuoso con la decisión del juez (Thomas S. Hixson), aunque no la comparta”.
Son las últimas horas de Toledo en arresto domiciliario, condición de la que disfruta desde 2020, tras un año en una prisión californiana, por los peligros que la crisis sanitaria de covid-19 podían entrañar para su estado de salud.
Justamente ese, su estado de salud, fue el argumento que esgrimió en repetidas ocasiones para paralizar el proceso judicial por el que se le acusa de haberse embolsado hasta 35 millones de dólares en mordidas que luego habría invertido en propiedades inmobiliarias en Perú.