Estados Unidos reiteró este miércoles su apoyo a Ecuador en medio de la lucha que inició contra los grupos armados que operan en el país y que, desde hace días, lo dejaron inmerso en un clima de alta violencia y ataques terroristas.
“Condenamos enérgicamente los recientes ataques criminales por parte de grupos armados en Ecuador contra instituciones privadas, públicas y gubernamentales. Estamos comprometidos a apoyar la seguridad y la prosperidad de los ecuatorianos y a reforzar la cooperación con nuestros socios para garantizar que los perpetradores sean llevados ante la Justicia”, indicó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en un comunicado.
A la par, el portavoz del Consejo, John Kirby, dijo que están “monitoreando la situación” y se mantienen “dispuestos a tomar medidas concretas (…) a medida que Ecuador comienza a lidiar con la violencia” aunque aún “no hemos tenido una conversación específica sobre lo que eso significaría exactamente”. Señaló, sin embargo, sobre las primeras teorías que surgieron que “lo desviaría de cualquier consideración sobre tropas militares estadounidenses o algo así”.
Previamente, la víspera, el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Brian Nichols, también había manifestado su repudio a los recientes acontecimientos en el país y extendió su apoyo a Daniel Noboa, que lleva poco menos de dos meses en su cargo.
“Estados Unidos apoya al pueblo de Ecuador. Estamos listos para brindar asistencia al Gobierno ecuatoriano y permaneceremos en estrecho contacto con el equipo del Presidente respecto a nuestro apoyo”, declaró por su parte.
Desde el domingo, Ecuador enfrenta una grave crisis de seguridad que, inclusive, fue descrita por Noboa como “un estado de guerra”, luego de que dos líderes de bandas criminales –Adolfo Macías Villamar y Fabricio Colón Pico– se dieran a la fuga de los respectivos penales en los que cumplían su sentencia.
Los fuertes operativos policiales surgidos como respuesta derivaron en más disturbios al interior de los penales, con motines y secuestros de guardias, así como explosiones, incendios de automóviles, tomas de canales de televisión y más violencia en las calles de todo el país.
El mandatario, firme en su postura de perseguir a estas bandas y no ceder ante la presión con la que intentan no perder el control del país, declaró la existencia de un conflicto armado interno y pidió a las Fuerzas Armadas que ejecuten “operaciones militares para neutralizar a estos grupos” y restablecer la paz.
“A partir de este momento, todo grupo terrorista identificado en el decreto se ha convertido en un objetivo militar. Estamos combatiendo al terrorismo. Estamos en un estado de guerra y no podemos ceder”, explicó.
En medio de este revuelo, el centro histórico de Quito amaneció con un gran operativo de seguridad, que implicó el despliegue de unos 700 militares y otros 400 policías. Asimismo, se redujo significativamente el tránsito ciudadano por la inseguridad en las calles y por la suspensión de los derechos a la libertad de asociación, la inviolabilidad de domicilio, la inviolabilidad de correspondencia en las cárceles y la libertad de tránsito, entre las 23:00 y las 05:00 horas, durante 60 días, que implica la declaración de Estado de Excepción, que también rige desde este lunes.
Gracias a estas órdenes, al menos unas 70 personas fueron detenidas durante la madrugada del miércoles y se consiguió la liberación de tres policías que estaban privados de su libertad desde el lunes. No obstante, la situación en unos cinco penales sigue siendo alborotada y se registraron por lo menos 10 policías muertos, precisó Mónica Palencia, ministra de Gobierno.