No hay rivalidades sin villanos, y los fans de los Yankees tienen a su más reciente candidato luego de Vladimir Guerrero Jr. afirmara el viernes en el Yankee Stadium que nunca, jamás jugará para la novena del Bronx.
De esa manera, Guerrero reiteró lo que le dijo a Dotol Nastra durante el invierno.
Guerrero dijo que la ciudad fuera de Canadá en la que más le gusta jugar era Nueva York, pero solamente porque le encanta “[castigar] a ‘los Yanquistas’ y a los Yankees. Al preguntársele en aquel momento si jugaría por los Yankees, Guerrero respondió, “Ni muerto”.
El viernes, antes de que los Azulejos iniciaran su primera serie del 2023 contra los Yankees con un triunfo por 6-1, Guerrero reiteró esta declaración enfáticamente.
“Son cosas personales,” dijo Guerrero. “Es algo de la familia mía. Esa es mi decisión y nunca la cambiaré”.
Aproximadamente una hora después, Guerrero se paró en el plato en su primer turno al bate y conectó un jonrón de dos carreras a la parte profunda del bosque jardín izquierdo.
Guerrero luego se embasó con un sencillo dentro del cuadro, y luego fue golpeado en el codo derecho por un lanzamiento de Greg Weissert. Guerrero se quedó mirando fijamente a Weissert, lo cual produjo un acalorado intercambio de palabras con el primera base Anthony Rizzo y casi provoca que se vaciaran las bancas.
Es otro matiz en una rivalidad que ha crecido rápidamente más allá del hecho de que los dos equipos militan en la misma división. Los Yankees y los Azulejos iniciaron la temporada del 2022 dividiendo una serie de cuatro partidos en Nueva York, incluyendo el partido en el que Guerrero dio un jonrón de tres carreras con una mano ensangrentada, como parte de una de las mejores actuaciones de su carrera.
No es algo que los Yankees, o sus fans, están acostumbrados a escuchar. Durante años, Nueva York ha sido uno de los equipos que más gasta y ha entregado contratos jugosos como el de nueve años y US$360 millones que firmó Aaron Judge en el invierno. Gerrit Cole, quien se mide a los Azulejos el sábado, firmó con los Bombarderos por nueve años y US$324 millones.
Para la afición de los Azulejos, es una noticia bienvenida. Guerrero no es villano; es un jugador estelar desarrollado por el equipo que ha acogido a la ciudad de Toronto con los brazos abiertos, algo que los fans del equipo añoran.
Pero simplemente porque Guerrero no se imagine jugando por los Yankees, nos significa que no sepa apreciar la historia del Yankee Stadium y su atracción. Creció rodeado por todo eso.
“Tu cuando eres pequeño sueñas con jugar aquí”, dijo Guerrero. “Cuando tu juegas en un estadio así tú quieres hacer las cosas bien. Esa es la mentalidad mía”.
No es precisamente el estadio lo que le desagrada a Guerrero, y es difícil no verse atraído por la Ciudad de Nueva York y todo lo que ofrece. Tampoco parece ser que es que Guerrero esté molesto con la fanaticada del club. Aunque no precisamente correan “¡Vladdy!” cada vez que entra a la caja de bateo, Guerrero no ve una gran diferencia sobre su trato que recibe en Nueva York en comparación con otras ciudades de Grandes Ligas.
“Normal, normal obviamente”, dijo Guerrero. “Como tratan a cualquier pelotero. Siempre apoyan a su equipo. Si uno hace algo bueno, no te van a apoyar”.
Guerrero no está disponible ahora mismo, obviamente. Está bajo control de los Azulejos por tres temporadas más, incluyendo la presente campaña. Y aunque otros jugadores estelares jóvenes han firmado extensiones masivas siendo más jóvenes que Guerrero, de 24 años, él y el equipo no han llegado al “punto óptimo” de “riesgo compartido”, en las palabras del presidente y máximo ejecutivo de Toronto, Mark Shapiro, este pasado invierno.
Está por verse si Guerrero pasa toda su carrera con los Azulejos, pero algo parece ser seguro: nunca será un Yankee.