“Vivo recogiendo ya cadáveres que llegan por el mar. Los últimos —tengo apenas indicios— son de ciudadanos de la República Dominicana, que salieron de Venezuela y sus cuerpos terminaron por las corrientes, llegaron a La Guajira colombiana. Todavía está por confirmar”, aseguró el martes en un discurso en Bogotá en la Cumbre de Ameripol, organismo de cooperación policial regional.
En los últimos meses, la administración Trump ha exhibido en redes sociales videos de los ataques, imágenes en blanco y negro de lanchas explotando en llamas.
El senador Mark Warner, el principal demócrata en la Comisión de Inteligencia del Senado, lo calificó de “un poco extraño” que los funcionarios ahora afirmen que el video completo y sin editar del ataque está clasificado y no puede ser mostrado ni siquiera a los miembros del Congreso. Él y otros demócratas también dicen que la lógica que sustenta toda la operación es profundamente problemática.
“Están utilizando capacidades militares estadounidenses costosas y sofisticadas para matar a personas que son el equivalente a traficantes de esquina”, dijo el senador demócrata de Delaware, Chris Coons.
Los legisladores también están indagando qué inteligencia utiliza el ejército para determinar si la carga de los barcos se dirige a Estados Unidos. Al examinar más de cerca el ataque del 2 de septiembre, los legisladores se enteraron de que el bote destruido iba hacia el sur en el momento del ataque y que la inteligencia militar mostraba que se dirigía hacia otra embarcación con rumbo a Surinam.
Aun así, queda por ver si el Congreso, controlado por los republicanos, se opondrá a la campaña de Trump. Muchos hasta ahora la han respaldado.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se perdió la sesión informativa clasificada, el único líder en hacerlo, según dos personas familiarizadas con la sesión privada que hablaron bajo condición de anonimato. La ausencia de Johnson fue notable, especialmente porque se espera que el Congreso tenga la última palabra sobre el uso de los poderes de guerra del ejército.
Trump justificó esta semana el ataque afirmando que los dos presuntos narcotraficantes trataban de enderezar parte del barco que se volcó en el ataque inicial. Sin embargo, el almirante Frank “Mitch” Bradley, el comandante de operaciones especiales que ordenó el segundo ataque, dijo a los legisladores en una sesión informativa a puerta cerrada la semana pasada, que ordenó el segundo ataque para garantizar que la cocaína del barco no pudiera ser recogida más tarde por miembros del cártel.
Votación sobre los poderes de guerra
Un grupo de senadores —tres demócratas y un republicano— también se está preparando para forzar una votación sobre una legislación tan pronto como la próxima semana que detendría la capacidad de Trump de usar la fuerza militar contra Venezuela directamente sin la aprobación del Congreso.
Los senadores ya han intentado sin éxito aprobar una resolución similar, pero casi todos los republicanos votaron en contra. Sin embargo, los senadores dicen que hay un interés renovado por parte de los congresistas republicanos en medio de las crecientes amenazas de la administración Trump contra Venezuela, así como el escrutinio sobre el ataque que mató a sobrevivientes.
“Estos ataques posteriores a personas que están heridas en el océano realmente van en contra de nuestro código de justicia militar”, dijo el senador Rand Paul, el republicano de Kentucky que está patrocinando la legislación. “Son ilegales”.