El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, rechazó ayer las prisas del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para celebrar cuanto antes una cumbre con el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, en suelo europeo.
“Está claro que esa actividad respecto al asunto de la organización de una cumbre con el líder ruso tiene como objetivo demostrar una actitud constructiva hacia el proceso de arreglo pero, en la realidad, (busca) reemplazar simplemente el trabajo serio, arduo y difícil para consensuar los principios de una solución sólida para la crisis”, dijo Lavrov en rueda de prensa conjunta con su colega indio, Subrahmanyam Jaishankar.
El jefe de la diplomacia rusa comparó esa postura con los “efectos” y “trucos” que Zelenski empleaba cuando trabajaba como cómico en la televisión rusa y ucraniana antes de convertirse en 2019 en presidente.
“Ustedes recuerdan que aseguró durante largo tiempo que nunca mantendría conversaciones con Putin. Aún ahora no ha derogado su decreto de hace tres años, que prohíbe expresamente negociaciones con Putin”, subrayó.
Mientras, añadió, el líder ruso siempre ha dicho que “está dispuesto a reunirse, incluido con el señor Zelenski”, aunque siempre que todas las cuestiones importantes sean “bien estudiadas” por los expertos, tras lo cual los ministros emitirán “las correspondientes recomendaciones”.
“Y, por supuesto, cuando llegue la hora de firmar los futuros acuerdos, que se haya solucionado la cuestión de la legitimidad de la persona que firma esos acuerdos por parte ucraniana”, precisó.
El ministro volvió a poner en duda la legitimidad de Zelenski, que, según Moscú, debería haber abandonado el puesto al término de su mandato presidencial en mayo de 2024, pese al estado de guerra.