Sería casi imposible que el dominicano Jasson Domíguez lograra estar a la altura de las expectativas.
Cuando firmas a un joven de 16 años que es comparado con Bo Jackson, Mickey Mantle y Mike Trout – sumado a todo lo que implica jugar en la mediática ciudad de Nueva York – no se puede esperar nada menos a una Triple Corona y a un Premio Nóbel, ¿no?
Pero lo más curioso de todo es que, a pesar de lo grande de las comparaciones, no se puede descartar nada con el quisqueyano.
Entonces, aquí estamos, a punto de ver el debut de “El Marciano” (como se le conoce) en las Grandes Ligas. ¿Cómo separar el mito de la realidad? ¿Qué podemos esperar realmente de la promesa de 20 años que llega al nivel más alto del béisbol por primera vez?
Todo el fenómeno mediático en torno al dominicano se vio incrementado antes de poder verlo jugar en un partido competitivo en el 2021, con videos de él detonando pelotas por todos lados. Los Yankees nunca dudaron en poner a prueba las condiciones de su segundo mejor prospecto, llevándolo a disputar una temporada completa en Tampa en aquel primer año. La 78va mejor promesa del béisbol disputó un total de 57 encuentros en esa campaña, y aunque se defendió siendo el segundo jugador más joven del circuito, ofreció destellos de esas herramientas que entusiasmaron tanto a los scouts. Claro, se ponchó más del 30% de las veces, lo que preocupó a algunos.
Este año, se ha caracterizado por dos mitades diferentes. Domínguez lució algo perdido en los primeros meses del año. Comenzando en Doble-A Somerset, el patrullero bateaba apenas .197/.345/.357 para finales de junio, aunque logró empalmar 10 jonrones y robarse 17 bases con una tasa de boletos superior a 18%, ponchándose a su vez en el 28% de las veces.