El papa León XIV instó este miércoles a la comunidad internacional a que el recuerdo de los 80 años de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki sirva como una advertencia universal contra la devastación de la guerra, especialmente la provocada por el uso de armas nucleares.
Durante su audiencia general en la plaza de San Pedro, el pontífice estadounidense lamentó que el mundo atraviese un momento “marcado por intensas tensiones y sangrientos conflictos”, y pidió que la falsa seguridad basada en la amenaza de destrucción mutua dé paso a una cultura de diálogo, confianza y fraternidad.
Además, León XIV dedicó sus oraciones a todas las personas que sufrieron los efectos físicos, psicológicos y sociales de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas en agosto de 1945.
El martes, con motivo del aniversario, el Papa también envió un mensaje al obispo de Hiroshima, Alexis Mitsuru Shirahama, en el que reafirmó su condena al armamento nuclear. “La verdadera paz exige el valiente abandono de las armas, especialmente aquellas capaces de provocar una catástrofe indescriptible”, afirmó.
Finalmente, el pontífice recordó que Hiroshima y Nagasaki siguen siendo “símbolos de memoria”, que deben impulsar al mundo a rechazar la ilusión de seguridad basada en la destrucción mutua asegurada, y a trabajar con determinación por la paz global.