Adrián Beltré, David Ortiz, Manny Ramírez, Carlos Beltrán y Bobby Abreu ya son inmortales del béisbol latinoamericano. La Décima Clase de Exaltados del Salón de la Fama del Béisbol Latino quedará grabada en la historia como una de las mejores de todos los tiempos.
Punta Cana en la República Dominicana fue el escenario en el que llegaron a la inmortalidad un grupo de jugadores que dejaron una huella imborrable en el deporte del bate, guante y pelota.
Fue una noche cargada de emotivas declaraciones por partes de todos los homenajeados donde la camaradería, la amista y Dios marcaron el programa festivo de un evento que reunió a los mejores bateadores de su época.
El primero en llegar a la inmortalidad fue el boricua Carlos Beltrán quien se sintió honrado de compartir con sus colegas a la vez que reconoció que cuando se inicia en el juego no se sueña con llegar al nivel alcanzado.
“Cuando llegas al primer año en las Grandes Ligas tú lo que buscas es sobrevivir, demostrar tus habilidades y ahí honestamente te das cuenta de la clase de pelotero que puedes llegar a ser”, declaró emotivamente Beltrán.
Con un extenso discurso le tocó el turno, representando a su querida Venezuela, a Bobby Abreu quien comenzó agradeciendo a los votantes y a los organizadores del evento por el reconocimiento.
Uno por uno mencionó a los demás exaltados y tuvo un gesto especial con “El Cometa de Carolina”, Roberto Clemente y con el dominicano Vladimir Guerrero, poniéndoles como solo dos de los ejemplos de grandes jugadores que han dado los países latinos.
Una figura que muy probablemente esté también siendo exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, Adrián Beltré, tuvo palabras especiales para el fenecido Rafael Ávila, que además de ser uno de los propulsores del Salón de la Fama del Béisbol Latino, también fue uno de los responsables de que uno de los mejores antesalistas de la historia comenzara su carrera profesional con Los Angeles Dodgers.
Un escueto Manny Ramírez centró gran parte de su discurso en su nuevo estilo basado en la religión y su relación con Dios, pero sin dejar de lado a su gran amor, su madre Onélcida Ramírez, con quien subió al escenario a recoger su reconocimiento.
La velada cerró con el más vitoreado de la noche y el único de los inmortales latinos que ya se encuentra en Cooperstown, David Ortiz, quien derrochó carisma y sencillez a la hora de agradecer la distinción.
Tuvo palabras para los demás compañeros exaltados pero las distinciones que expresó hacia sus compatriotas Manny Ramírez y Adrián Beltré marcaron la ceremonia del Salón de la Fama del Béisbol Latino.
“Manito, usted es una leyenda y nos vemos en Cooperstown el año que viene”, declaró efusivamente el ‘Big Papi’ dirigiéndose a Adrián Beltré, quien apareció por primera vez en la boleta para el Salón de la Fama.
El evento cumplió con su objetivo. La Ceremonia de Exaltación de la Décima Clase del Salón de la Fama del Béisbol Latino fue una fiesta en la que las leyendas vivas pudieron compartir con sus familias, amigos y fanáticos un momento que quedará grabado en la historia por siempre.