A estas alturas del año, el talento de los cuatro equipos aún con vida en la postemporada es indiscutible. En esta instancia, cuando la competencia es tan pareja, es cuando cada detalle puede significar la diferencia entre avanzar o irse a casa.
Ese es el caso en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional entre los D-backs y los Filis, que disputarán el lunes el Juego 6 en Filadelfia, con los locales intentando avanzar a la Serie Mundial por segundo año consecutivo, luego de tomar ventaja de 3-2 el sábado.
Los Filis contarán con uno de sus ases en la loma, el mismo que sometió a los D-backs en el Juego 2 de la serie, que terminaron ganando los Filis con un contundente marcador de 10-0: Aaron Nola.
Pero, de nuevo, a estas alturas del campeonato, hay pocos secretos restantes en el arsenal de un equipo determinado, especialmente frente uno al que has enfrentado cinco veces en seis días. Los D-backs conocen a Nola y en viceversa.
Es allí cuando la ejecución es clave. Pero para conseguirlo, en el escenario más alto del béisbol, el aspecto mental toma una importancia clave. Eso Nola tiene claro.
“Lo único que puedo controlar es lo controlable, es decir, los envíos y hacia dónde va la pelota”, comentó Nola. “Pero una vez [la bola] sale de mi mano, los resultados están fuera de mi control. Eso es algo que he intentado entender a lo largo de toda mi carrera; saber qué puedo controlar. El béisbol es béisbol. Por eso es tan hermoso”.
Esa es una estrategia que claramente le ha funcionado a Nola, que suma récord de 5-2 con efectividad de 3.25 a lo largo de ocho aperturas en postemporadas, incluyendo sus tres salidas del 2023, en las que los rivales sólo le han podido fabricar dos carreras a lo largo de 18.2 innings, para un promedio de carreras limpias de 0.96, con 19 ponches y apenas dos boletos.
Claro, esa madurez mental del monticular de 30 años la ha ido desarrollando a lo largo del transcurrir de su carrera de nueve campañas en las Mayores -- todas con los Filis. Sin embargo, cuando se le preguntó sobre un hecho específico o un consejo de alguien que le haya ayudado a acelerar el proceso, Nola recordó a otra leyenda de los Filis, Roy Halladay.
“Leí un artículo sobre Roy Halladay, sobre algo que dijo hace varios años”, recordó Nola. “Dijo algo con respecto a los monticulares, y cómo el enfoque siempre es el de lanzar siete innings y permitir tres carreras o menos en cada apertura. Pero él decía que lo único que estaba bajo su control era el siguiente lanzamiento, con el que intentaba hacer un pitcheo de calidad”.
“Eso me llegó profundo”, continuó. “Porque es verdad, ¿no? Siento que muchas veces nos enfrascamos en tener buenas aperturas. Eso es bueno, obviamente. Pero al final del día, ¿qué hacemos bien? ¿Cuál es nuestro trabajo? Nuestro objetivo es salir a competir y hacer lanzamientos de calidad, para poder controlar la zona. Se trata de fijarnos objetivos pequeños con cada salida e intentar tener éxito en ello”.
Nola no tuvo una buena temporada regular, al menos bajo sus propios estándares, en la que registró su tercera peor efectividad en su carrera (4.46), aunque sí logró, por quinta campaña completa consecutiva (excluyendo el acortado campeonato del 2020) superar la barrera de los 200 ponches. Sin embargo, todos esos altibajos quedaron atrás al momento de iniciados los playoffs.
Con ese temple y una sólida mentalidad, esos resultados no deberían causar impresión. Nola logró enfocarse cuando su equipo más lo necesitaba.
Ahora, con el miembro del Salón de la Fama en la mente, el derecho se trepará a la lomita del Citizens Bank Park el lunes para hacerlo una vez más, y llevar a su equipo a su segundo Clásico de Otoño consecutivo.