En las últimas dos horas de ayer se detuvo por completo el lanzamiento de cohetes contra Israel desde Gaza, un raro respiro después de casi tres días de lanzamientos casi constantes por parte del grupo islamista palestino Hamás, que el pasado sábado llevó a cabo un ataque sin precedentes en el sur israelí que ha causado hasta ahora más de 900 muertos y 2.600 heridos.
La pausa se produce después de que un portavoz de Hamás manifestó que el grupo está abierto a conversaciones sobre un alto el fuego, una vez, dijo, “logrados sus objetivos”, informan medios israelíes.
Entretanto, prosiguen los ataques israelíes contra Gaza.
La cuestión de los más de 100 rehenes tomados por Hamás en su ataque del sábado está dificultando el contraataque de Israel, que se intensificó ayer con bombardeos incesantes sobre Gaza, ya que el grupo islamista ha amenazado con ejecutar a rehenes en represalia por ataques indiscriminados contra la población civil.
“Cualquier ataque contra casas de inocentes en Gaza sin previo aviso resultará en la ejecución pública de un rehén”, afirmó en un comunicado Abu Obeida, portavoz de las brigadas de Al Qasam, brazo armado de Hamás.
En tres días de guerra, los bombardeos israelíes en Gaza han dejado más de 687 muertos, entre ellos 140 niños y 105 mujeres, y 3726 heridos.