La noche del miércoles, después de que los Padres completaran una paliza de 8-1 sobre los Gigantes en Petco Park, el dominicano Fernando Tatis Jr. estaba en su casillero recordando una historia de su infancia. Si alguna vez fuiste un niño de 10 años obsesionado con el béisbol, probablemente te identifiques.
Tatis vivía con su papá en un departamento en Nueva York, en el primer piso, mientras Tatis padre jugaba con los Mets. El departamento, recordó, tenía una pared apenas un poco más alta que él. E hizo lo que haría cualquier niño obsesionado con el béisbol. Tomó una pelota y…
“Solía lanzarla lo más alto posible para que pegara contra la pared”, relató Tatis Jr. “Y trataba de saltar para atraparla en el aire. Obviamente, fallé como 25 veces. Así que tenía que brincar la pared y buscar la pelota de nuevo. Sí, ahí empezó todo”.
Dieciséis años después, Tatis es un ganador del Guante de Platino --y roba jonrones en las Grandes Ligas con una frecuencia asombrosa.
El miércoles se elevó para robarle a Rafael Devers un cuadrangular en el primer inning, preparando el terreno para una victoria de los Padres que los colocó a un juego de los Dodgers en la División Oeste de la Liga Nacional. Fue la tercera vez en los últimos 18 juegos en Petco Park que Tatis se lleva un jonrón desde el jardín derecho.
“La estaba cazando desde el principio”, contó Tatis. “Sabía que si estaba cerca de la barda tenía una oportunidad. Sólo feliz de hacer esa atrapada por mi abridor”.
Un consejo: si quieres conectar un jonrón hacia el jardín derecho en Petco Park, más vale que la pelota supere la barda por un buen margen.
De lo contrario, probablemente Tatis lo atrape.
No fue tan impactante como el robo a Mark Vientos el 28 de julio --cuando estiró el guante mucho más allá de la cerca--, pero este quizá ocurrió con mayor rapidez, sin tiempo de retroceder. Justo al llegar a la barda, Tatis se impulsó en el aire y extendió su brazo al máximo para atrapar el batazo de Devers.
“Es realmente una forma de arte”, elogió el mánager Mike Shildt. “Es cuestión de sincronía tanto como de cualquier otra cosa. Y después, de puro atletismo”.
Tras la atrapada, Tatis cayó en la franja de advertencia, donde se quedó sentado, tranquilo, unos segundos con la bola en el guante. Cuando se levantó y la pasó a su mano antes de tirarla al cuadro, Petco Park estalló. Devers no pudo más que reírse.
El momento sirvió como antesala de una victoria enfática (e importante) de los Padres. Gavin Sheets pegó dos jonrones. Manny Machado y Ryan O’Hearn también la sacaron. JP Sears trabajó seis innings de una carrera. Con la derrota simultánea de los Dodgers en Colorado, San Diego se colocó a 1.0 juego del primer lugar en la División Oeste de la Liga Nacional --con una serie entre ambos a la vuelta de la esquina este fin de semana.
Pese a algunos altibajos con el bate, Tatis sigue mostrando una defensa brillante con los Padres, liderando a todos los patrulleros derechos con 10 Outs por Encima del Promedio. Ganó el Guante de Platino en el jardín derecho en su primera temporada completa como guardabosques en 2023. Y, como mínimo, parece encaminado a conseguir un segundo Guante de Oro en 2025.
“Uno casi que lo espera de él, es una locura”, externó el relevista de los Padres Jason Adam el mes pasado, cuando Tatis le robó un jonrón a Josh Naylor y a los D-backs a inicios de julio --y eso fue dos atrapadas atrás.
El miércoles, tras su robo, Tatis abrió la parte baja del episodio con un doble y luego anotó la primera carrera del juego con un sencillo impulsor de O’Hearn con dos outs. Los Padres no perderían la ventaja. Sheets dio un jonrón en solitario en el segundo y luego prácticamente sentenció con un bambinazo de tres carreras en el tercero, poniendo la pizarra 6-0.
Con los jonrones de Machado (también en el tercero) y O’Hearn (en el séptimo), los cuatro vuelacercas de los Padres marcaron su mayor cifra en Petco Park esta temporada (y en cualquier parque fuera de Coors Field).
“Eso nos hace realmente peligrosos”, aseguró Sheets sobre el repunte de poder en un equipo que usualmente produce sin depender del cuadrangular. “Creo que presionamos mucho con nuestro corrido de bases, con la forma en que ponemos la pelota en juego, y la mandamos de hueco a hueco. Pero creo que el poder también es contagioso”.