El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández (2014-2022) fue condenado este miércoles a 45 años de cárcel y cinco más de libertad vigilada por un tribunal de Nueva York por varios delitos relacionados con el narcotráfico y el uso de armas, con lo que se libra de la cadena perpetua que solicitaba la Fiscalía.
Al comenzar su discurso -que dedicó a Estados Unidos y Honduras- JOH aceptó su destino y reconoció que “lo más seguro es que estaré preso de por vida”, aunque se reafirmó en su inocencia y repitió que se le ha juzgado “de manera injusta e indebida”.
El exmandatario de Honduras, de 55 años, se centró en defenderse de las acusaciones de la Fiscalía -que pide para él la cadena perpetua-, pese a que el juez Kevin Castel le había advertido anteriormente de que esta no era una oportunidad para argumentar su inocencia.
Además, subrayó ante el juez que hay documentos o actuaciones que ni él ni el jurado conocen, como varias reuniones que mantuvo con el gobierno de Estados Unidos durante su ejercicio como presidente de Honduras para luchar contra el narcotráfico.
El expresidente hondureño volvió a asegurar además que no conocía al narcotraficante Giovanni Fuentes, a pesar de que minutos antes el juez lo había acusado de dar falso testimonio al decir durante el proceso judicial que no sabía quién era Fuentes.
Hernández también destacó, en referencia al decomiso de 15 millones de dólares en bienes y el pago de una multa de 10 millones que pide el juez, que el patrimonio de toda su familia “nunca superó los 3 millones de dólares”, y aseguró que ahora no tienen nada porque el Gobierno de Honduras “nos lo quitó todo”.
Y resaltó que “si no es hoy, la verdad saldrá a la luz mañana, y hará mucho daño a este país y la alianza de países que luchan contra el narcotráfico”.