En la maternidad de los hospitales del Estado de New Jersey, Estados Unidos, hay un malestar, un disgusto colectivo que manifiestan padres y madres de bebes recién nacidos ante cuestionamientos que consideran improcedentes respecto a la orientación sexual de su vástago.
¿Cómo es posible que a un padre o a una madre de un recién nacido le obliguen a identificar por escrito y con carácter de obligatoriedad si su pequeño bebé de apenas días de nacido tiene una condición o inclinación sexual diferente a sus órganos genitales?
¿Hasta dónde llega la estupidez, la mediocridad y la falta de conciencia de los que buscan lograr la “Igualdad de género y la equidad” de los humanos?
El Estado de New Jersey está gobernado por el demócrata Philip Murphy. Un defensor de la agenda “Woke” (despertar) nacida en los EE.UU, y la 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Se ha denunciado que en las áreas de maternidad de los hospitales de New Jersey se distribuyen formularios a los padres de niños recién nacidos para que respondan con carácter de obligatoriedad sobre la orientación sexual de su hijo o hija.
A la organización sin fines de lucro Inspira Health se le atribuye la implementación del formulario, el cual debe ser llenado de acuerdo a una ley estatal del año 2022 que impone el registro médico y demográfico de los recién nacidos.
Esta organización, fundada en 1989, se define en su página web como la red líder de proveedores de atención médica de la región ofreciendo todo el espectro de servicios de atención primaria, aguda y avanzada a sus afiliados.
De acuerdo a Paul Simón, sindicado como portavoz de Inspira Health por varios medios de comunicación de New Jersey, la norma exige a los profesionales de la salud de todos los hospitales de cuidados intensivos que, además de preguntar los datos relacionados con raza y etnia, también se incluyan los de género y orientación sexual.
Jeff Van Drew, congresista por estado de New Jersey criticó la posición del Gobierno estatal de mantener esa disposición la cual consideró de indignante.
Philips D. Murphy, gobernador demócrata del Estado de New Jersey, debería tomar iniciativas para eliminar estos cuestionamientos obligatorios en las maternidades de los hospitales y centros de salud.
Pero es algo que no va a hacer debido a que al gobernador del Estado Jardín se le imputa ser un defensor y promotor de la igualdad para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénicos (LGBT).
Se recuerda que Murphy convirtió su Estado en el segundo, después de California, en adoptar una ley que exige que las escuelas públicas enseñen sobre la historia LGBT en busca de la inclusión y la equidad de género.
¿Cuál sería su respuesta si en un hospital, en cualquier lugar del mundo, le preguntaran a usted cual es la identidad de género y orientación sexual de su bebé recién nacido?
Sabemos que hay recién nacidos que vienen al mundo con sus órganos sexuales no bien identificables por estar presentes al mismo tiempo testículos y ovarios (Hermafroditismo), lo que les hace difícil su definición de si es masculino y femenino.
Quizás en este caso si es oportuna la pregunta a los padres sobre cual creen ellos que sería la orientación sexual del bebé en el futuro. Pero aun así, tampoco están en capacidad de definirlo.
En casos raros como el anterior, instituciones especializadas como la Facultad Pontificia de Ciencias de la Educación Auxilium, de Roma, ha realizado diversos estudios, seminarios y convenciones para ayudar a la construcción de la identidad masculina y femenina.
Para la profesora de bioética en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, consideró en esa exposición que se trata de “condiciones congénitas asociadas a un desarrollo atípico del sexo cromosómico, gonádico o anatómico donde puede estar presente cierta ambigüedad de los genitales externos”.
Por lo visto, hasta en los grandes expertos en la materia se hace difícil llegar a una conclusión para identificar cual de los dos sexos debe prevalecer, especialmente en el actual contexto cultural caracterizado por reivindicaciones, presiones políticas y mediáticas.