Medir el nivel de estrés que genera administrar y gobernar un país es difícil. Pero, es entendible que los jefes de estado llevan una vida cargada de estrés crónico en el ejercicio de sus funciones, síntoma que a corto y largo plazo es causante del aceleramiento o desarrollo de diferentes enfermedades, cambios corporales, actitud y de comportamientos.
A mayor tensión mental para llevar a cabo labores de gran importancia personal, lograr objetivos y metas de éxito, enfrentar desafíos, temor, amenaza individual o colectiva, mayor podría ser el grado de estrés que se produce en el ser humano.
El estrés crónico proviene de la presión emocional experimentada durante un largo período de tiempo. Y más aún si está acompañada de angustia, preocupación, presión social y ansiedad, entre otros factores.
Aún no se ha comprobado que este padecimiento pueda causar cáncer, pero psicoanalistas y psiquiatras aseguran que esta condición emocional constante logre que esta catastrófica enfermedad se propague más rápido afectando órganos vitales.
En nuestra entrega del pasado 2 de abril nos atrevimos a recomendar al expresidente Danilo Medina retirarse de la vida política, ya que el estrés que produce esta actividad en nada favorece su lucha contra el cáncer de próstata que padece.
El jueves 16 del presente mes el exmandatario dominicano viajó a la ciudad de Nueva York, donde médicos especialistas le realizarían más exámenes para determinar el tratamiento a seguir con su enfermedad.
Salió del país tres días antes de los allanamientos realizados por fiscales de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA), en la que resultaron apresados sus exministros Gonzalo Castillo, de Obras Públicas; Donald Guerrero, de Hacienda, y José Ramón Peralta, Administrativo de la Presidencia.
Algunos comentaristas de radio y televisión especularon que al expresidente Medina le informaron con anticipación del operativo, por lo que aceleró su viaje al exterior justificando compromisos médicos relativos a su enfermedad.
Danilo podría recibir muchas noticias buenas y malas durante todo el proceso de intento de erradicación de su enfermedad.
Las buenas podrían ser que los facultativos que le atienden en los Estados Unidos, luego de un largo proceso de tratamiento ya sea mediante procedimiento hormonal, quirúrgico, quimio o radioterapéutico, le informen estar libre de cáncer.
Las malas serían que, en medio de su proceso de erradicación de la enfermedad sea requerido por el Ministerio Público para responder por casos de delitos de corrupción durante sus ocho años de gobierno.
Para su mayor preocupación, dos nuevas querellas en su contra fueron depositadas hace pocos días ante la Procuraduría General de la República.
La organización Sed de Justicia, mediante instancia judicial entregada a la Procuraduría, acusó al ex mandatario de ser “el cerebro y cabecilla de una estructura criminal que desde el poder se dedicó a desfalcar al Estado dominicano”.
La acusación formal fue entregada por Franc Rosario, presidente de la entidad querellante, e incluye como cómplices de los delitos supuestamente cometidos a los exfuncionarios peledeístas Francisco Javier García, Lucía Medina Sánchez, Julio César Valentín, Simón Lizardo Mézquita, entre otros altos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Por otra parte, la Federación Nacional de Trabajadores del Transporte Social Cristiano (FENATTRANSC), que dirige el dirigente sindical Mario Díaz, reintrodujo el pasado viernes 24 ante la PEPCA la querella contra los ex ministros del pasado gobierno peledeísta Gustavo Montalvo Franco, José Ramón Peralta, Simón Lizardo, exadministrador general del Banco de Reservas, y Donald Guerrero, exministro de Hacienda.
De acuerdo con los querellantes, representados por el abogado Carlos Manuel Mesa, los exfuncionarios danilistas son acusados por “el mal manejo y distracción de los recursos recaudados por concepto del impuesto de dos pesos al gasoil y gasolina Premium”, recursos económicos estimados en más de 30 mil millones de pesos que serían usados para la renovación del parque vehicular (eliminación de vehículos chatarras) y el desarrollo vial.
Algunos analistas ya especulan que el expresidente Medina podría no regresar al país ante las acciones judiciales depositadas en su contra.
De prosperar las demandas, el exgobernante se vería en la obligación de presentarse ante los fiscales actuantes para responder ante un juez competente sobre las acusaciones en su contra.
Pero Medina aún goza del “salvo conducto” que gravita a su favor otorgado por el expresidente Hipólito Mejía, de que “los expresidentes no se tocan”.
Si tal recomendación verbal es ignorada por la PEPCA, tendrá que regresar al país a luchar contra su enfermedad en un ambiente que genera estrés crónico, mucha angustia y ansiedad.
No nos apresuramos a asegurar que Danilo se encuentre en la cuerda floja, pero sí podría estar ahora mismo en medio de una difícil encrucijada, un gran dilema que implica dividir toda su energía entre batallar por su estado de salud y enfrentar a la vez los requerimientos judiciales.