En los años iniciales de la década del 2000 y mientras “quemaba” su etapa de bolerista, Bethania De la Cruz observaba a las Reinas del Caribe de entonces acumular triunfos, pero más que anhelar imitar a algunas de esas portentos, prefirió crear y desarrollar su propia identidad.
De esta manera lo hizo y batalló hasta esperar su turno, el cual cuando se produjo, lo hizo para quedarse hasta el extremo que tras 20 largos años se despide de la selección nacional como una de las grandes en ese deporte que registra la historia del voleibol dominicano.
“Veía a todas esas talentosas jugadoras fajarse para que el país levantara los trofeos, pero desde mis primeros años me propuse que quería establecer mi propia identidad”, expresó la espigada jugadora.
Y de qué forma lo hizo, durante 20 años como miembro prominente de las Reinas del Caribe, Bethania integró tres equipos campeones que conquistaron Juegos Panamericanos, otros tres que lograron Centroamericanos y del Caribe, otros cuatro que se ciñeron Copas Panamericanas.
Además, paseó su talento como refuerzo de primer nivel en las principales ligas de voleibol en el mundo y lo realizó con tanto éxito y consistencia que la oriunda del Distrito Nacional está ranqueada entre las más consagradas rematadoras de todos los tiempos.
En una palabra, su carrera la define como muy exitosa y no solo por su status de brillante atleta además por el hecho de que pudo permanecer por mucho tiempo en la cúspide y al mismo tiempo sacar brillante calificaciones en sus roles de madre y esposa.