Durante una conferencia de inversiones en Riad, el presidente Donald Trump sorprendió al público al anunciar el fin de la política estadounidense de “intervención” y “construcción de naciones”.
Según The New York Times, Trump declaró que su país ya no impondría su visión a otras naciones, afirmando: “No daremos más sermones sobre cómo deben vivir”, lo que provocó un estallido de aplausos entre los asistentes.
Según la periodista Vivian Nereim, del citado medio, Trump aprovechó sentimientos históricos que han sido expresados por ciudadanos de la región, desde Marruecos hasta Omán, para criticar directamente las políticas que Estados Unidos aplicó en Oriente Medio durante décadas.
El discurso tuvo un fuerte eco en un Oriente Medio marcado por las intervenciones militares en Irak y Afganistán, así como por el respaldo a Israel en el conflicto de Gaza. La intervención de Trump fue recibida con entusiasmo en el lujoso salón de conferencias donde se celebraba el evento.
“Al final, los llamados constructores de naciones destruyeron muchas más de las que lograron levantar”, afirmó Trump. “Y los intervencionistas se entrometían en sociedades complejas que ni siquiera comprendían”.
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El presidente cuestionó abiertamente las estrategias del pasado, argumentando que los intentos por reconstruir países solo generaron más caos que progreso. Según el New York Times, Trump instó a los países de la región a trazar su propio camino y asumir el control de su destino político y social, un mensaje que resuena con viejas críticas regionales.
El académico saudí Sultan Alamer comparó las palabras de Trump con las ideas del pensador anticolonialista Frantz Fanon, quien denunció los efectos de la opresión extranjera sobre los pueblos.
En su discurso, Trump también anunció que levantará las sanciones de Estados Unidos contra Siria, decisión que fue celebrada por algunos ciudadanos sirios a través de memes compartidos en redes sociales.
La visita de Trump a Arabia Saudita formó parte de una gira de cuatro días por los países del Golfo Pérsico, que incluyó también Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. Aunque el enfoque principal del viaje fue económico, con promesas de inversiones multimillonarias, el discurso en Riad reveló ambiciones diplomáticas más amplias.
Entre ellas, se destaca el interés de Trump en que Arabia Saudita reconozca formalmente al Estado de Israel, siguiendo el camino ya trazado por Baréin y los Emiratos Árabes Unidos. También expresó su deseo de retomar conversaciones con Irán sobre su programa nuclear, dejando claro que no cree en enemistades permanentes.
Durante la gira, Trump se reunió con el nuevo líder sirio Ahmed al-Shara, quien anteriormente encabezó una alianza rebelde que derrocó a Bashar al-Assad. La imagen del encuentro entre Trump, Al-Shara y el príncipe heredero saudí generó sorpresa tanto en la región como en otros países.
El foco declarado del viaje fue el comercio y la inversión, y en Arabia Saudita se firmó un paquete de acuerdos comerciales por un valor estimado de 600.000 millones de dólares. Por su parte, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos también presentaron acuerdos económicos de gran magnitud, según informó The Economist.