El nuevo secretario de Salud de EE.UU., Robert F. Kennedy Jr., ha generado controversia al acusar a las instituciones sanitarias del país de “robar la salud” de los niños y sugerir que deben ser reducidas al igual que Usaid, la agencia de desarrollo que el expresidente Donald Trump intentó recortar drásticamente.
Durante su investidura en la Casa Blanca, Kennedy, sobrino del expresidente John F. Kennedy, afirmó que su ascenso se debió a una intervención divina y recordó con emoción su primera visita al despacho oval en 1969. “Dios me envió al presidente Trump”, declaró.
Kennedy arremetió contra la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH), acusándolos de enfocarse demasiado en enfermedades infecciosas en lugar de investigar las dolencias crónicas. También reiteró su postura sobre las vacunas, afirmando que deben ser sometidas a pruebas más rigurosas y que la población debe tener consentimiento informado antes de recibirlas.
Pese a que se ha declarado a favor de políticas de “sentido común”, sus afirmaciones han sido criticadas por la comunidad científica, que advierte sobre el impacto de su liderazgo en un momento en que la gripe aviar amenaza con convertirse en una nueva pandemia y las tasas de vacunación están en declive.
Confirmación polémica en el Senado
El Senado aprobó su nombramiento con una votación de 52 a 48, a pesar de la fuerte oposición de los demócratas y expertos en salud. Incluso dentro de su partido hubo divisiones, con el exlíder republicano Mitch McConnell, sobreviviente de la polio, votando en contra.
Kennedy ha sido criticado por sus vínculos con bufetes de abogados que demandan a farmacéuticas, así como por denuncias de conducta sexual inapropiada. También ha generado controversia con declaraciones extrañas, como su afirmación de que tiene un gusano parasitario en el cerebro o su relato de haber depositado un osezno muerto en Central Park.
Rechazo de la comunidad científica y su propia familia
En 2024, 77 premios Nobel firmaron una carta advirtiendo que su nombramiento podría poner en “peligro” la salud pública. Su propia prima, Caroline Kennedy, lo acusó de ser un “depredador” que ha influenciado a los jóvenes hacia la adicción a las drogas.
El doctor Paul Offit, experto en vacunas, calificó su nombramiento como un “desastre en potencia”. Mientras tanto, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo felicitó, aunque instó a EE.UU. a reconsiderar su salida de la Organización Mundial de la Salud.
Con un historial lleno de posturas radicales y declaraciones polémicas, la llegada de Robert F. Kennedy Jr. al liderazgo del Departamento de Salud deja muchas dudas sobre el futuro de la política sanitaria en Estados Unidos.