El talento de Shohei Ohtani es innegable. Más que eso, su brillo continúa siendo casi una rutina, en su séptima temporada jugando en los Estados Unidos, ahora con los Dodgers, y de cara a su 30mo cumpleaños en julio. Y el japonés ni siquiera va a lanzar esta campaña. Imagínense cómo sería todo esto, para los Dodgers y para todo el béisbol, si lo estuviera haciendo.
Ohtani firmó un lucrativo contrato, el más grande en la historia del deporte estadounidense, por US$700 millones y 10 años. El jugador multifacético ya tuvo que lidiar con un escándalo de apuestas que involucró a su gran amigo y extraductor. Pero nada lo ha detenido dentro del terreno de juego. Ohtani sigue siendo Ohtani; quizás ésa sea la mejor manera de describirlo.
El fin de semana del Memorial Day es siempre uno de los primeros puntos de referencia de la temporada de Grandes Ligas. Mientras Ohtani y los Dodgers llegan a este punto, el japonés ha cumplido con todas las expectativas que los Dodgers tenían sobre él.
El dominicano Juan Soto, quien también acaparó los titulares en la temporada baja cuando fue cambiado de los Padres a los Yankees, está teniendo una campaña con el madero por los Bombarderos del Bronx similar a la de Ohtani con los Dodgers, con los Yankees en el primer lugar en su división de la misma manera en que los Dodgers ocupan la cima en la suya.
Y, repentinamente, Aaron Judge está sacando la pelota del parque como lo hizo cuando disparó 62 vuelacercas en 2022, y el Juez está teniendo un mes de mayo que nos hace recordar la manera en que se convirtió en la estrella más grande del béisbol hace un par de años – en la temporada en la que conectó más cuadrangulares que cualquier otro bateador en la historia de la Liga Americana, que remonta al legendario Babe Ruth.
Pero luego está Ohtani: Batea para .340 con 13 jonrones, 35 carreras producidas, porcentaje de slugging de .626 y OPS de 1.034, mientras que acumula 13 bases robadas hasta ahora esta temporada como segundo en la alineación del manager Dave Roberts entre Mookie Betts y Freddie Freeman. Inevitablemente esta campaña, si logra permanecer en salud – quizás alrededor de su cumpleaños cuando se encienda de nuevo con el batazo– conectará su cuadrangular Nro. 200 en Grandes Ligas.
Ohtani no lanzará por los Dodgers hasta la próxima campaña, cuando vuelva a ser el fenómeno de dos vías que Ruth fue en Boston cuando era un jovencito. Brian Cashman, gerente general de los Yankees, se refirió una vez más a Soto esta semana como un talento “generacional”, mientras el tema de una posible extensión para el quisqueyano en los Yankees previo a convertirse en agente libre fue tocado por Cashman y el propietario de los Yankees, Hal Steinbrenner. Y Soto, de apenas 25 años, es justo eso.
Pero Ohtani sigue siendo un jugador diferente. Lo que el japonés ha hecho desde que llegó a los Estados Unidos con los Angelinos en el 2018, lanzando y bateando, no ha pasado en más de un siglo. ¿Y adivinen qué? Es posible que nunca volvamos a ver algo así, al menos no a este nivel. Ya ha ganado dos premios a Jugador Más Valioso y bien podría ganar otro esta temporada.
El otro día, frente a otra multitud de más de 50,000 fanáticos en Dodger Stadium, Ohtani dio su primer hit de oro en años, un batazo en línea hacia el rincón del bosque derecho en la parte baja de la 10ma entrada que mandó al plato a Jason Heyward y les dio a los Dodgers la victoria por 3-2 sobre los Rojos.
“Siempre decimos que es el mejor jugador del mundo, y ustedes pueden ver por qué”, elogió el patrullero cubano de los Dodgers, Andy Pagés, después de ese partido.
Ohtani, por supuesto, fue predeciblemente él mismo.
“Sólo buscaba poner la bola en juego”, declaró con la ayuda de un intérprete. “Estoy contento de que todo haya salido bien”.
Al que todo le está saliendo bien con los Dodgers, en un escenario como lo es el Dodger Stadium, y para bien del béisbol, es a Ohtani. Se celebró el Día de Shohei Ohtani en Los Ángeles el 17 de mayo. El japonés fue reconocido por el Ayuntamiento de la ciudad y respondió conectando un cuadrangular esa noche. La noche en la que obsequiaron muñecos bobblehead de Ohtani se registró la mayor asistencia de fanáticos en un estadio de las Mayores, y la mayor cantidad de fans en Dodger Stadium en casi cinco años. De alguna manera, pareciera que todo es nuevo con Ohtani una vez más, incluso en una campaña en la que no hará un solo lanzamiento – y no sólo porque haya pasado de vestir el color rojo de los Angelinos al azul de los Dodgers.
Y existe otro elemento para esta maniobra: Los punteros Dodgers se han recuperado de un inicio lento y han comenzado a ganar. Van en camino a llevarse otro título del Oeste de la Liga Nacional y competir por la Serie Mundial una vez más, y quizás ganar su primer campeonato desde el 2020, lo que significa que después de todo este tiempo desde que llegó de Japón, Ohtani finalmente tendrá la oportunidad de jugar en la postemporada.
El otoño en Grandes Ligas tomará forma por sí solo, como siempre lo hace. Por ahora, sólo queda sentarse y disfrutar del show más reciente de Shohei, esta vez en la capital del espectáculo. Y necesitamos recordarnos a nosotros mismos que el verano ni siquiera ha llegado. Ohtani estaría apenas calentando motores.