En una gira de promoción de su candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez visitó el pasado 28 de septiembre la ciudad de Nueva York, buscando conquistar el voto de los dominicanos residentes en esta urbe.
Abel llegó a Manhattan cargado de ofertas y proyectos exclusivos para la diáspora criolla, las cuales expuso en rueda de prensa celebrada en un amplio restaurante del Alto Manhattan.
La primera falla observada por los colegas periodistas que asistieron a esa actividad, fue que el candidato presidencial peledeísta no trajo consigo las funditas que contienen en su interior los famosos “pica pollos”, la botella de ron y los $500 pesos que se entregan a los que asisten a sus eventos políticos en República Dominicana.
Como esa estrategia de conquista de voto popular es improcedente en los Estados Unidos, el candidato presidencial del PLD optó por ofrecer a la diáspora una serie de políticas públicas que ejecutaría desde el gobierno en caso de ganar las elecciones de mayo de 2024.
Con mucho énfasis, Abel prometió otorgar a los dominicanos en Nueva York “seguro de salud, pensión y facilidades para la adquisición de viviendas” tan pronto se retiren a su país de origen luego de pasar años trabajando en el extranjero.
Sería interesante saber si el plan de salud ofertado por Martínez es el mismo que está subsidiando el gobierno dominicano por medio de uno de los planes que tiene el Servicio Nacional de Salud (SeNaSa) u otro superior a este.
Como el plan de salud de SeNaSa que subsidia el gobierno tiene sus limitaciones, es bueno que Martínez conozca que esa misma institución puso en funcionamiento un plan de salud privado llamado Larimar de SeNaSa, exclusivo para la diáspora dominicana.
Lo positivo del Plan Larimar de SeNaSa es que no tiene objeción para la edad, y desde sus inicios en el exterior, en el 2022, los dominicanos le han dado buena acogida, ya que tiene más de 6 mil afiliados, de los cuales 2,500 son de Nueva York, y más de 1,900 son del estado de New Jersey.
Otra propuesta de Martínez fue ofrecer planes de viviendas a la diáspora neoyorkina, justamente cuando el gobierno del presidente Luis Abinader tiene en ejecución en el exterior el Programa de Vivienda Familia Feliz, que ya ha comenzado a dar sus frutos.
El 12 de agosto pasado, fuimos testigos del acto de entrega de las llaves de 52 apartamentos a igual número de dominicanos residentes en el exterior, que el presidente Abinader personalmente entregó en un acto celebrado en el Consulado General de Nueva York.
Al candidato peledeísta le quedaba mejor proponer a los dominicanos de la Gran Manzana y del mundo que de ganar la contienda electoral de 2024, trabajaría a favor de fortalecer y ampliar las coberturas y beneficios que ofrece el plan de salud de SeNaSa subsidiado por el Estado, y prometer que daría mayores facilidades para la adquisición de viviendas.
Igualmente, comprometerse en fortalecer y ampliar las oficinas operacionales del Estado Dominicano, ya en funcionamiento en esta urbe, como son las del Instituto Postal Dominicano (Inposdom), BanReservas, Pensiones y Jubilaciones, así como las extensiones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Política Social, Intrant, Aduanas, Defensoría del Pueblo, Titulación de Terrenos del Estado, y el Tribunal Superior Electoral.
Otra de las ofertas fallidas de Abel fue prometer que trabajará, de ser electo presidente, para que los dominicanos que decidan retirarse a su país, luego de 10 ó 20 años trabajando en el exterior, reciban un plan de mudanza para que puedan llevar su vehículo y sus pertenencias.
Bendito sea Dios. ¿Y qué va a pasar con la Ley 168 del 27 de mayo de 1967, que otorga la exoneración de impuestos y aranceles de hasta un 60% a los vehículos importados por dominicanos residentes en el exterior?
Uno de los párrafos de esa ley indica claramente que “los dominicanos con diez años o más de residencia en el exterior que decidan establecer residencia definitiva en República Dominicana y no hayan realizado mudanzas gozarán de una exoneración de 100% correspondiente a los ajuares indispensables del hogar”.
Está claro que la carpeta de ofertas propagandística de Abel Martínez estaba desactualizada. No tenía nada nuevo que ofrecer a la diáspora.
Sus intenciones de conquistar los votos de los dominicanos del exterior fue negativo.
¿O es que Martínez, en caso de ganar las elecciones presidenciales, pretende eliminar lo que ya se ha hecho para no dar seguimiento a iniciativas y ejecuciones positivas de la presente administración, para sustituirlos con proyectos similares?
Pensar de esa manera es no tener visión progresista y desarrollo sostenido. Es plantear trillar el camino del retraso o estancamiento que mantendría al país sumergido en un eterno subdesarrollo.
Abel Martínez, del PLD, el expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, y Abinader, del PRM, reconocen que los dominicanos en el exterior no solo sostienen la economía del país con sus remesas y que deben ser gratificados por este valioso aporte, sino que son un poder político dormido con más de un millón de votos en reservas.
Sus constantes visitas en períodos electorales así lo confirman, reconociendo además que la diáspora podría fácilmente decidir quién es la figura política que podría gobernar República Dominicana.