"Medía como yo, 1,70 metros, cuando tenía unos ocho años". Es poco decir que el fenómeno francés Victor Wembanyama, elegido este jueves número uno del Draft de NBA, impresionó siempre por su altura y su talento, especialmente a sus primeros entrenadores.
Hace dos años, cuando el prodigio comenzaba a hacerse un hueco en el básquet francés, Emanuel Saravas explicó a la AFP los inicios de 'Wemby'.
"Cuando tenía cinco años todo el mundo pensaba que tenía 10", señalaba su antiguo entrenador en Le Chesnay-Versalles.
En esta comunidad acomodada de Yvelines, en las afueras de París, el pequeño Victor, ahora de 19 años, comenzó a tocar la pelota naranja.
"No dudábamos sobre que iba a tener un cuerpo para jugar al básquet de alto nivel: su madre mide 1,91 metros y su padre 2,05", añadía Saravas, mostrando unas zapatillas antiguas de su jugador, talla 53, de cuando tenía 15 años.
Sobre todo, más allá de la talla, los dos padres son apasionados del deporte: la madre fue jugadora, entrena en Chesnay-Versalles y vigiló de cerca los inicios de su hijo, mientras que el padre, exatleta, es preparador físico.
Una familia deportiva que recuerda a la de compatriotas como Tony Parker o Boris Diaw, antiguas figuras de los San Antonio Spurs, la misma franquicia en la que, en un guiño del destino, aterrizará Wembanyama.
"A menudo los hijos de entrenadores que pasan su tiempo en el pabellón tienen algo más, se entrenan más que los otros, siempre tienen el balón en las manos", resumía Saravas.
"Cuando Elodie, su madre, entrenaba, veíamos a los tres niños cerca, siempre impregnados del básquet", añadió.
Porque Victor no está solo: su hermana mayor, Eve, juega en el Mónaco tras haber pasado también como él por el Asvel la temporada pasada, donde juega el pequeño de la familia, Oscar, que inicialmente había comenzado en el balonmano.
- Fan de Parker y San Antonio -
'Wemby' es un gran aficionado al dibujo y excelente estudiante, terminando el bachillerato con mención especial y un año antes de la edad habitual.
"Estábamos muy sorprendidos por su nivel de motricidad, hacía cosas increíbles para un niño de su edad", relataba Saravas.
"Lo que es alucinante de su juego es que es capaz de driblar, de tirar, de pasar la bola, de correr...", detallaba su exentrenador, que lo compara con Dirk Nowitzki, el alemán de 2,13 metros que lideró los Dallas Mavericks en la NBA durante dos décadas.
"Puede subir la bola, puede jugar como ala-pívot, incluso de alero. Es un jugador aparte, puede hacerlo todo", lo describe Michael Bur, uno de sus entrenadores en Nanterre, que considera un error resumir a 'Wemby' a su altura (2,24 m).
El superdotado llegó a Nanterre con diez años, antes de integrar el centro de formación del club cuatro años después, cuando empezó a quemar etapas a gran velocidad.
Debutó como profesional en una competición europea con 15 años. Entonces ya soñaba con emular a su ídolo Tony Parker, el base que ganó cuatro anillos con los Spurs (2003, 2004, 2007 y 2014).
"Mis primeros recuerdos de ver a los Spurs fueron en las Finales de 2014", recordó 'Wemby' este jueves durante la ceremonia del Draft. "Yo era un aficionado de Tony Parker, seguro. Supongo que eso también me hizo fan de los Spurs".
- Incógnitas físicas -
Espectacular en el Mundial sub-19, en julio de 2019, el pívot debió contentarse con la medalla de plata, batido por Estados Unidos en la final.
En la temporada 2021-2022 se vio lastrado por las lesiones, pero se proclamó campeón de Francia con el Asvel, para fichar a continuación por los Metropolitans 92.
Esta temporada ha sido la de su confirmación, convirtiéndose en una sensación tanto en Europa como en Estados Unidos, donde se han seguido con gran interés sus partidos, convencidos de que será el próximo jugador dominante de la NBA.
Ante la prensa tiene un gran dominio y, sin haber vivido en Estados Unidos, muestra en las entrevistas su buen nivel de inglés.
La gran preocupación de su adaptación a la NBA será su físico. A pesar de que ha ensanchado, sigue estando delgado y deberá ganar músculo para poder pelear en la NBA.
Sus antiguos entrenadores no se preocupan por esto. "Victor no se puede convertir en 'Conan el Bárbaro', debe reforzarse para encajar los choques pero sin ponerse cuadrado", resume Philippe Sudre, responsable del centro de formación de los Metropolitans 92.